HISTORIA DEL ACERO DE DAMASCO
El mundo de la fundición empezó
a caminar y el hombre ideó moldes con los que obtener reproducciones de los
objetos que creaba. La técnica de la fundición fue avanzando a medida que
el ingenio del fundidor ideaba nuevos procedimientos para fundir objetos
nuevos. Así les llegó el turno a los cuchillos y espadas. Llegado este
momento, el fundidor disponía de moldes de piedra que el mismo talla, valiéndose
de cinceles de otras piedras más duras o de escoplos de bronce fundidos
anteriormente en arena. Disponiendo ya de fundidor de moldes de piedra
bivalbos y crisoles de barro cocido, nace la "espada de bronce" en
su estado primitivo, pensada por le hombre como arma no arrojadiza para
pelear a muy corta distancia: cuerpo a cuerpo. Estas nuevas espadas, son más
bien cortas, pero más tarde, animados ya por el dominio de la materia, se
atrevieron los fundidores a aumentar la longitud de las hojas de las espadas
ya que el espadero pretendía prolongando la hoja distanciar al adversario.
El hombre va manejando el
oficio e irá descubriendo, por medio de su trabajo, tanto las mezclas
ideales para la dureza de la hoja de la espada, como los rebatidos en frío
necesarios a los filos. La fundición en bronce de la espada entera no se
realizará hasta pasados unos siglos. En sus comienzos la hoja y la empuñadura
de la espada se fundían por separado para unirlas después por remachado o
claveteado.

Cuchillo Aguila Muela
fabricado con acero de Damasco
La descripción más antigua de las espadas
de Damasco data del año 540 de nuestra era, pero pueden haber estado en uso
mucho antes, incluso en la época de Alejandro Magno (ca. 323 A. C.). El
propio acero estaba hecho en la India, en donde se denominaba wootz. Pero
fue en época de Domiciano cuando el acero se instaló en Damasco (capital
de Siria), junto con un gran número de importantes espaderos que ayudaron a
hacer de la ciudad un centro comercial importante. Esa importancia de
Damasco provocó la creación de un procedimiento de obtención de acero
duro y no quebradizo que tubo su origen en la India Septentrional. El cual,
alcanzó una gran importancia y reconocimiento en Damasco llegando a
nombrarse "acero damasquino" o "acero adamascado", dándole
estos nombres al acero tratado de igual forma a este.
Siempre hubo relación entre los espaderos
toledanos y los de Damasco. Pero eran momentos de necesidad de hallar una
mejora de la calidad de las espadas, así que los espaderos toledanos
investigaron la composición del acero damasquino, sus superficies veteadas
con preciosas irisaciones formadas por toda la gamma de grises y su facultad
de fuerte sin quebrarse ni doblarse. Estas cualidades del acero servirían
de punto de partida para la forja de la hoja de la espada toledana con
"alma de hierro".
Al investigar las cualidades del acero
damasquino descubrieron que el adorno veteado de las hojas de las espadas
era la base de su calidad, todo se debía a la mezcla, durante la forja, de
materiales de diferente carbonado, generalmente el hierro y el acero. Pero
las materias que componían las hojas de las espadas tenían diversos
materiales; carbono, silicio, azufre, fósforo, magnesio, níquel y cromo.
Pero lo importante para los forjadores toledanos era la calidad de la dureza
y flexibilidad de las espadas, y eso se conseguía con la unión por la
forja del hierro y el acero.
El acero damasquino se conseguía por la unión
de trozos de hierro y acero, mediante el proceso de soldadura llamado
"a la calda". El modo más común de esa unión del acero
damasquino era el enroscar diversas varillas de acero y hierro, forjando ese
manojo y uniendo las varillas en una sola pieza consiguiendo una barra sólida,
de la que, después, forjarían la hoja de espada o puñal.

Proceso de forja del acero
de Damasco con el que se fabrican los mejores cuchillos españoles.
La mezcla del acero damasquino para dar
fortaleza y flexibilidad al arma ya estaba conseguido, pero también tenía
algún fallo, la posibilidad de que algún punto de sus filos estuviera
compuesto por una veta de hierro. La habilidad de los espaderos toledanos
mejoró el invento, idearon la espada con "alma de hierro", que
partía del mismo principio de mezclar hierro y acero, pero garantizando que
los filos de sus espadas estuvieran siempre cubiertos de acero, aunque el
resultado final no tuviese esas irisaciones en las hojas.
El "alma de hierro" consistía en
una espada de acero duro que escondía en su interior una lámina de hierro
dulce, impidiendo que la hoja se quebrara por mucho que ésta golpease o
doblase. Porque el hierro y el acero poseen a una temperatura determinada un
alto grado de soldabilidad, siendo el punto propicio para ejecutar las
uniones en las espadas llamadas de alma de hierro.
Recordemos que al río Tajo se le han
atribuido propiedades casi milagrosas que dan calidad a las espadas
toledanas. Se ha hablado mucho de la magnificencia de sus aguas para
templar, aún no comprobado. Pero se ha hablado poco de las arenas del Tajo,
y es en ellas donde se cree que estaba la clave de esa calidad. De esta
forma se forjaban y templaban en Toledo las mejores espadas del mundo
durante los siglos XVI y XVII.

Cuchillos Muela con el puño
de cuerno de ciervo y la hoja de acero de Damasco.
Estas espadas toledanas fueron exportadas a
todas partes. Pero lo que mayor interés despertaba en aquel mercado
internacional de caballeros de capa y espada, era una buena hoja toledana
que llevara bien visible su marca. Por esta razón fue grande el número de
espaderos europeos que adquirían las hojas de Toledo para adaptarlas a sus
guarniciones, o que enviaban aquí sus cazoletas y gavilanes para que fueran
montadas con hojas toledanas. En Toledo eran muchos los espaderos que tenían
punzón con el que marcaban su producción respondiendo con ello de la
calidad de su obra, y muchas veces, además de punzonar con su marca,
grababan su nombre en las hojas prestigiando con ello a la espada y a su
poseedor
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