LAS
ESPADAS DE TOLEDO
Las espadas de Toledo
comenzaron a fabricarse hace muchos siglos, cuando el vencimiento de una
lucha no dependía solamente de la capacidad personal del combatiente, sino
también de otro factor decisivo, la perfección de su arma.
Las espadas de Toledo
fueron forjadas con acero excepcional y empuñadas por los brazos más
terribles del mundo. Su dureza extraordinaria era una fuerza invencible en
las manos de un espadachín experto. Todos los ejércitos europeos sabían
de la calidad superior de las espadas de acero de Toledo y muchos de los
grandes guerreros de la historia confiaron solamente en los sables de
procedencia Toledana
El origen de las espadas
de Toledo viene de las costumbres españolas más antiguas. Hace más de
2.000 años, en el siglo V, los herreros ibéricos forjaron ya unas espadas
de Toledo conocidas como falcatas que tenían una lámina del hierro en el
interior y un diseño especial hecho para aumentar la brusquedad de la raya
vertical. debido a su fama, estas espadas de Toledo fueron elegidas por
Hannibal para su ejército y las legiones romanas.

Puerta
del Sol de la ciudad de Toledo.
Poco a poco este arte fue evolucionando y se forjaron las espadas del tipo
de la espada Excalibur y los herreros comenzaron a confiar más y más en el
progreso tecnológico y no solamente en la buena calidad de su acero.
Por este tiempo, los ejércitos
musulmanes temieron la espada que los había derrotado, la espada del Cid
Campeador, y cuando los musulmanes supieron que se trataba de una espada de
Toledo adoptaron la técnica de los espaderos de esta ciudad para producir
sus propias espadas llamadas cimitarras.
La estructura interna de
la lámina y el misterio de su fabricación eran un secreto muy bien
guardado por los fabricantes ya que para hacer una arma tan excepcional,
tuvieron que forjar al mismo tiempo un acero duro a temperatura muy caliente
con el alto contenido del carbón y un acero suave. De esta manera, podían
obtener características mecánicas excelentes y una mayor utilidad.
También hoy Toledo es una
ciudad fortificada con cerca de 50.000 habitantes, que fue por una época
la ciudad capital del imperio más ancho del mundo, un imperio donde el sol
nunca se ponía.
Los reyes de todas las
partes del mundo han mandado fabrican sus espadas y sables en Toledo.
Incluso un Samurai japonés que estaba enterado de la existencia del acero
de las espadas de Toledo, gracias a los comerciantes españoles, vino a
Toledo para que le forjaran su katana y wakizashi.
En la
actualidad, este arte de fabricación de armas está desapareciendo porque
las espadas han sido sustituidas por otro tipo de arma, como las pistolas,
los rifles,... aunque siguen fabricándose para uso decorativo y ornamental.

Espada
Tizona del Cid Campeador.
Una selección
apropiada de materias primas, su proporción adecuada en la lámina y la
forja de ambos tipos de acero en una temperatura del 1454º F durante el
intervalo exacto del tiempo requerido, dan la espada más perfecta
construida siempre en el mundo.
En otras
partes del mundo, los artesanos han intentado imitar la perfección del
acero de las espadas de Toledo, pero nadie lo ha conseguido.

Vista
panorámica de la ciudad de Toledo.
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