ESPADAS
VISIGODAS
Los objetos arqueológicos,
como pueden ser las espadas visigodas, nos aportan verdadera información
sobre la vida de nuestros antepasados, sus costumbres, trabajos, guerras,
enterramientos, etc.
Se sabe que los visigodos,
junto con sus primos los ostrogodos, llegaron a las fronteras del Imperio
Romano huyendo de los Hunos. Un trágico error romano les dio la victoria en
la batalla de Adrianópolis y desde entonces formaron parte del mundo
romano, ayudando con sus guerreros a Roma.
Así, el periodo visigodo
abarca desde Leovigildo (572-586), considerado fundador de la monarquía
visigótica en España, hasta que en 711 son derrotados por los moros en la
batalla del Guadalete. Pero podemos juzgar por la escasa aparición de
espadas visigodas que no fue un período demasiado bélico. Conocemos las
guerras visigodas con los alanos y los vándalos. Entre los arrianos y los
cristianos durando éstas hasta que Recaredo renuncia al arrianismo convirtiéndose
al cristianismo, sin resultarle muy difícil, puesto que sus leyes y formas
de vida no se alejaban mucho.

La llegada de los visigodos, y
con ellos de la espada visigoda, a la península a comienzos del siglo V no
supuso una gran ruptura con las forma artísticas de los hispanoromanos,
pero en el transcurso del tiempo su arte fue evolucionado hasta llegar a
tener un estilo propio, con personalidad definida que en arquitectura se
identifica por el uso del arco de herradura y una escultura algo tosca. La
arquitectura visigoda corresponde a dos tradiciones diferentes, la de tipo
paleocristiana, hasta el s. VII, y la hispano-visigoda, a partir del s. VII.
Aunque se conoce la existencia
de espadas visigodas, no son muchas las que hoy se pueden contemplar. Sus
dimensiones eran de 90 a 100 centímetros de largo, y el ancho de sus hojas
oscilaba entre 4 ó 5 centímetros. Algunas de estas espadas visigodas están
en el Museo Provincial de Tarragona, y probablemente pertenecieron al rey
Eurico. Otras tres espadas visigodas se hallan en el Museo Arqueológico
Nacional, de las que se dice que al ser descubiertas en sus ajuares
visigodos se encontraron sin sus empuñaduras, lo que parece indicar que
fueron desmontadas antes de ponerlas en sus tumbas.
Esto hace pensar que las empuñaduras
de esas espadas visigodas habían sido hechas de materias preciosas, por lo
que serían separadas de las hojas antes de ser enterradas. Podríamos
pensar que esta acción de desmontar la espada visigoda antes de sepultarla
con su dueño, pudiera deberse a la continuidad del ritual íbero de
inutilizar el arma que sirvió en vida al guerrero con el que la enterraban.

El armamento de los pueblos
germánicos era muy simple pero efectivo: lanza de acometida de unos dos
metros de longitud con punta y contera de hierro, espada larga tipo celta de
hierro (conocida como espada visigoda), escudo plano con forma ovalada o
rectangular de madera y como protección, yelmo y cota de malla de hierro.
Como todos los pueblos germánicos y similares, los godos no eran demasiado
partidarios de la protección personal, también influía en que una cota de
malla era muy costosa, y de hecho pocas unidades romanas la seguían
utilizando. Como particularidad, los godos, al igual que otros pueblos germánicos,
utilizaban un hacha arrojadiza, la famosa "francisca".
La caballería visigoda
era, como en todos los ejércitos germanos, un complemento táctico, que en
Adrianópolis fue de gran importancia, pero a los romanos los derrotaron los
infantes godos, no sus jinetes que, de hecho, acabaron combatiendo
desmontados. Cosa típicamente germana, como no podía ser menos.
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