EL PUÑAL DE ROMA: EL PUGIO
El poderoso Imperio
Romano siempre ha fascinado a la humanidad. Han corrido ríos de tinta
narrando su devenir e intentando analizar las causas que le llevaron a
situarse como la primera potencia mundial de la antigüedad. Sin duda alguna,
la guerra fue uno de los principales factores que impulsó su expansión. Es
por ello, por lo que la historia militar ha sido y es, importante foco de
atención de los historiadores. El
gladius o espada romana, el escudo, el casco y el puñal o pugio son
algunas de las armas más populares que conformaban el equipamiento militar
romano. En esta ocasión va a ser el pugio el arma que va a centrar nuestra
atención.

El pugio romano es un puñal de forma pisciliforme que
fue empleado por las legiones romanas
El término pugio deriva
de la palabra latina pugnus cuyo
significado es puño. La palabra hace referencia a la forma de la mano en
posición cerrada necesaria para sujetar esta espada romana.
El origen del pugio romano es una
cuestión que en la actualidad continúa en el tintero de la investigación
histórica; y esto es así principalmente a causa de la escasez de datos
existentes.
Rastreando la
información a través de textos antiguos, restos arqueológicos o documentos
iconográficos encontramos escasas referencias al pugio romano y a su
vinculación con otros precedentes. No obstante, cada vez son más las teorías
que apuntan a un origen hispano. Sería el denominado puñal dobleglobulado o
bidiscoidal celtíbero el precedente inmediato del pugio romano. Desde fines
del siglo IV a. C., principios del III a. C. ya se atestigua la presencia
del puñal celtíbero en la Península Ibérica,
sin embargo, el pugio romano no se documenta hasta finales del siglo I a. C.

Estela funeraria de Quintus Petilius Secundus,
militar romano del siglo I d. C. La iconografía muestra al soldado armado
con pilum, gladius y pugio (a su izquierda)
Siguiendo esta teoría, los romanos
comenzarían a adoptar este puñal a raíz de las Guerras Celtibéricas que se
desarrollaron en la Península Ibérica
con motivo del desembarco de Roma en el año 218 a. C. Estas batallas se
extenderán por gran parte del territorio hispano y enfrentarán a las tribus
indígenas que habitaban
la Península contra el ejército romano que pretendían la
conquista del territorio. Ya durante las Guerras Sertorianas (siglo I a.
C.), con Hispania como uno de sus principales escenarios, los romanos
asimilarían el uso del puñal. Sin embargo, no fue hasta fines de la República con el
predominio de Julio César e inicios del Imperio con Augusto (coincidiendo
con el cambio de milenio) cuando el pugio romano tuvo mayor difusión por
todo el Imperio. El hecho de que Roma incluyera tropas auxiliares romanas (auxilia)
en su ejército provocó el contacto cultural y la asimilación de tecnologías
diferentes a la propia. Las tropas auxiliares eran soldados reclutados por
Roma de entre la población no ciudadana, habitualmente procedentes de las
provincias del Imperio, e incluso de pueblos no sometidos (los bárbaros).
Recreación de las batallas protagonizadas por el
ejército romano a lo largo de todos los confines del Mediterráneo
La distribución
espacial del pugio romano fue muy extensa, llegando a todos los confines del
Imperio, con especial presencia en la zona de los limes, es decir, en las
zonas de frontera de mayor conflicto con las poblaciones indígenas y que por
tanto, requerían mayor presencia de cuerpos militares romanos. Destacan el
limes del Rhin y del Danubio.
El pugio romano se
configura como un puñal de doble hoja con forma pistiliforme cuya longitud
supera los 20
centímetros. También se han localizado algunos
ejemplares de pugio con hoja triangular sobre todo en la zona de las islas
británicas. Era pues, un arma de mayor longitud que el puñal celtíbero con
una longitud de unos
15 centímetros. La hoja está recorrida de extremo a
extremo por un nervio central o bien por varios que surcan la hoja de manera
paralela ofreciendo mayor solidez y consistencia a la pieza. La morfología
de la hoja del pugio apenas varió durante los siglos manteniendo su perfil
en "S".

Pugio romano con vaina decorada
Respecto a la
empuñadura del pugio destacan tres morfologías: de semidisco, de pezuña o
híbrida disco-semidisco. La empuñadura de pezuña, también designada de tipo
Künzing, tal como indica su nombre posee un pomo en forma de pezuña, un nudo
central en forma de rombo y unos arriaces rectos y transversales a la hoja.
La empuñadura de semidisco con pomo en forma de semicírculo y nudo central
discoidal y cruzado por un aspa. Por último la empuñadura híbrida disco-semidisco
muestra un pomo proto-discoidal con un círculo que no llega a cerrarse. En
todo caso, su diseño siempre facilitaba el agarre del puñal o cuchillo
evitando que se deslizase en el momento de su uso.
El pugio romano se
guardaba en vainas que habitualmente estaban ricamente decoradas con metales
y piedras preciosas. Originariamente las vainas estaban fabricadas con una
estructura metálica cubierta de madera y forradas en su interior con pieles.
Sin embargo, las vainas van evolucionando hasta estar fabricadas con placas
de metales variados como la plata, el latón o el estaño. Las placas que
formaban la vaina solían estar decoradas con grabados e incluso con
incrustaciones de metales preciosos. En un principio solían incorporar
cuatro aros tanto en la parte inferior como superior para facilitar la
sujeción al cinto o balteus
mediante cintas de cuero. Sin embargo, a partir del siglo I d. C. resulta
más complicado encontrar pugios con cuatro aros, ya que únicamente
incorporan dos en la parte superior.
Las vainas que protegían el puñal romano solían
estar decoradas con incrustaciones de metales como plata, latón o niquel
Los historiadores no
muestran una opinión compartida a cerca de la función del pugio romano. Su
relación con el mundo de la guerra está claro, tomando como referencia el
simple hecho de su denominación pugio
que hace referencia al ámbito castrense. No obstante, hay quienes opinan que
la función del pugio sería meramente simbólica, es decir, sería un elemento
de prestigio que indicaría el status del militar que portase esta espada.
Así se explicaría la rica decoración de sus vainas y sus empuñaduras. Sin
embargo, otros investigadores apuntan que la única función del pugio fue la
de servir como arma de lucha; este puñal se emplearía como arma auxiliar
durante el combate.

La función del pugio romano sería principalmente
militar
Posiblemente ambas
opiniones tengan algo de cierto. El pugio romano, sin duda, formaría parte
del equipo castrense romano, por tanto, se le asignaba un valor militar. Por
otro lado, el hecho de que decorasen ricamente estos puñales parece indicar
que concedían un valor especial al pugio. Además únicamente podían poseer
este tipo de arma aquellos que formasen parte de la milicia, otorgándoles
una distinción respecto al resto de la sociedad romana.
Durante el siglo II d.
C. el uso del pugio romano entre las legiones se fue haciendo menos
habitual, sin embargo, a lo largo del siglo III d. C. el pugio renació con
fuerza tal como lo atestiguan diferentes hallazgos arqueológicos como el
depósito de Künzing (Alemania).

Pugio romano con decoración en empuñadura y
vaina
La llegada de nuevas
tecnologías procedentes de los llamados pueblos ?bárbaros? provocó la
adopción de nuevas formas de espadas y puñales por parte de Roma como fue la
llamada spatha. La spatha romana
es un espada con una hoja de gran longitud (80-100 centímetros)
cuyo diseño respondía a las nuevas necesidades del ejército romano.
Progresivamente, en su enfrentamiento con los pueblos bárbaros, las
estrategias bélicas fueron cambiando. La lucha cuerpo a cuerpo fue en
detrimento a favor de las luchas a caballo y los combates a mayor distancia.
Así pues, los filos de espadas y
puñales aumentaron de longitud preconizando las futuras espadas
protagonistas de las luchas medievales.
Las armas romanas evolucionaron hasta la spatha para
adaptarse a las nuevas tácticas militares
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